♥(¯`*•.¸♥millondurango♥¸.•*´¯)♥

Estuvieron dispuestos a morir antes que servir y adorar a otro dios que no fuera su propio Dios (Dan. 3:28).

 

 

En el vasto tapiz de la fe, hilos de coraje se entrelazan con la devoción, tejiendo historias de aquellos que, por amor divino, desafían el fuego y la opresión. Como los hebreos de antaño, cuya fe fue más fuerte que las llamas, hay almas hoy que, en su fervor, no temen a la noche ni a la soledad. La integridad es su estandarte, la rectitud su escudo, y en el eco de los salmos hallan su fortaleza y su refugio.

 

Caminan por senderos de lealtad, con la mirada fija en la justicia celestial, sabiendo que cada paso dado en verdad es un paso hacia la eternidad. No buscan la gloria terrenal, sino la aprobación del Supremo, cuyo juicio es puro y cuyas promesas son inmutables. En la rectitud encuentran su paz, en la integridad su recompensa, y en cada acto de fe, un testimonio de su inquebrantable esperanza.

 

Los salmos resuenan como himnos de una antigua verdad, recordando a los fieles que la protección divina es para los que en su ley meditan de día y de noche. \"Felices los íntegros\", proclama el poeta sagrado, aquellos cuyos corazones son espejos de la divina voluntad, reflejando la luz de la justicia en un mundo a menudo oscurecido por la duda y el temor.

 

Así, los verdaderos cristianos, armados con la armadura de la fe, enfrentan las pruebas de la vida con una valentía que no nace de la carne, sino del espíritu. Su lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra las fuerzas que desafían la soberanía de su Rey. Y en esa lucha, no están solos, pues cuentan con la compañía de los hermanos y el amor de aquel que es principio y fin de todo lo que es bueno y justo.

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La integridad es su camino, la rectitud su guía, y en cada palabra de los salmos, encuentran la melodía que acompaña su viaje. Son viajeros de un reino eterno, peregrinos en un mundo temporal, llevando en sus corazones la certeza de que, al final del camino, les espera la verdadera libertad, la que no se encuentra en la tierra, sino en la presencia del Supremo.