En esta tibia noche, un beso me has arrancado.
Sorprendida fui, con esos trastocados avances.
Que te atrevieras a tanto, no lo había pensado.
Para mí ha sido, un risible y tortuoso, percance.
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Aún, no llego a comprender el porqué, del beso.
Y me he marchado silenciosa, porqué me asusté.
En verdad, solo eras amigo y eso mucho, lo peso.
Aún, no encontré respuestas y bastante lo pensé.
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La amistad es para mí sagrada y no la ofendería.
Qué pasó, no sé, pero mi Mamá dijo:“Hombres”.
Mi cielo, cálmate, dijo mi madre en su sabiduría.
Suele pasar, cuídate del Adán y no te asombres.
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¡Las damas y hoy los Adanes, estamos expuestos.
Puede acosarnos alguien, con simples supuestos!