D. Méndez

Dulce veneno.

Me envenena cada que te veo,
pero la sensación me encanta,
es poética la forma en la que me miras,
y caprichosa cada vez que dices
que soy tuya.

Nuestro amor es un secreto,
un susurro en la noche,
un deseo que arde en silencio,
un sueño que se esconde.

Tus ojos me hablan de mundos prohibidos,
de pasiones que no debemos tocar,
pero en cada encuentro furtivo,
mi corazón no puede evitar desear.

Cada caricia es un riesgo,
cada beso, un desafío,
pero en esta danza peligrosa,
nuestros cuerpos encuentran alivio.

Es poética la forma en la que me miras,
como si solo existiéramos tú y yo,
en un universo paralelo
donde el amor no tiene restricción.

Me envenena cada que te veo,
pero la sensación me encanta,
como una droga que consume,
pero a la que nunca renunciaría.

Caprichosa, me dices que soy tuya,
y en ese instante, el mundo desaparece,
solo somos dos almas perdidas,
buscando consuelo en este amor que nos enloquece.