Anhelo nato llamado destino, falso,
y abandono de incomprensión,
deshacerse de la mentira, del enemigo y lo que soy,
rompimiento de cicatrices, de neuronas.
Derrocamiento del miedo insano,
cacería del verdadero interior,
abandono de la soledad y desosiego que atormenta este pobre ser.
Verdad única e irremediable,
realidad constituida eternamente,
sin trabajo en el desande,
despersonalización para el ocaso como el humo al vacío.
Estrellarse para el cosmos con lágrima del olvido,
ser viruta conocida.
El saber del presente y lo que soy,
lo único que habite sea pensamiento y emoción,
que creer no sea mi camino,
es solo cuestión de misterios y,
de fe, ciega, ignorante y manipulable,
sentido incoherente de lo desconocido que jamás ha existido,
te hace estúpido, falso camino,
en cambio,
verdad yace en la certeza que hace visible lo palpable,
al corazón y la mente, abre los ojos y labios,
te hace sentir estúpido, como somos.
Abrasarme en la certeza,
de saberme que solo estoy vivo y nada más,
de no creer en lo que este camino atrae
y poder simplemente estar,
habitar el mundo, sabiéndome parte de él
y que el mundo me habite sabiéndose, soy de él,
yo,
su insecto.