Freddy Kalvo

Te necesito...

 

Lloraba pensando en ella,

gemía, con su vacío,

y con su sangre escribía:

¡Mi vida, te necesito!

 

Soñaba que ella vendría

con cantos de muchos mirlos

como ecos que arrastra el viento

entre laureles y pinos

y con su canto expresaba:

¡Mi vida, te necesito!

 

Pensaba que era la reina

a quien daría su reino;

pensaba, si la veía,

vaciarse en largo suspiro

y así en suspiros decirle:

¡Mi vida, te necesito!

 

Un día mandó una carta

con versos muy emotivos

que nacieron, desde el alma.

Y en la carta quedó dicho

el amor que le tenía

desde siempre, desde niño,

y en un verso le decía:

¡Mi vida, te necesito!

 

La carta se fue volando

como pájaro a su nido,

la carta el verso llevaba

con sabor a vino tinto,

de ese vino muy añejo,

que sabroso sigue listo

con sus tintes escarlatas,

con presagio de buen vino

e insistiendo escribiría:

¡Mi vida, te necesito!

 

Y un día en la primavera

bajo la sombra de olivos

llegó la reina esperada

con un cielo azul marino

y aquel hombre enamorado

le dio unos preciosos lirios

y aquella elegante dama

con franca sonrisa dijo:

¡Yo también te necesito!

 

Y aquello que era imposible

terminó en un gran idilio...