Puedo asegurar que mas de uno de ustedes antes de venir sentía que su alma se dividía en pedacitos y no sabia porque, simplemente así lo sentía, y no está demás sentirlo porque hoy no es un simple día de entrenamiento o de clases, así como no lo fueron nuestros días formando parte de un equipo, de una cancha y de una fraternidad en donde cada uno de nosotros fue labrando su historia poco a poco, cada quien de una manera diferente. Por estas y muchas cosas mas, hoy me dirijo a ustedes no como una compañera mas del equipo representativo de voleibol, sino como una hermana que aprendió de los hermanos mayores y hasta de los hermanos menores que día a día se integraban a esta dinastía del alma Mater y que hoy tengo el honor de estar aquí parada representado a cada uno de nosotros que concluimos no un proceso, sino una etapa que marcó nuestra alma como seres humanos.
Cada uno de ustedes formaron parte de un equipo, ya sea de basquetbol, futbol, tenis, voleibol y muchos deportes mas, que si hacemos una recapitulación de estos años de estadía en esta universidad encontraremos que vivimos desde un abrazo dentro de la cancha, una caída, un raspón, una lesión, que muchas veces truncaron nuestros sueños de jugar un torneo y que nos detuvieron a tomar conciencia, hasta una pelea con un fiel amigo, un desacuerdo con el entrenador por no entender que eso no funcionaria hasta darnos cuenta por nosotros mismos que el entrenador tenia razón o que a veces no la tenia, así mismo también vivimos tristezas de estar a un gol o a un punto de ganar un juego que nos llevaría a ser campeones, recordemos también que vivimos perdidas de seres queridos que a lo mejor en este día no pueden ver culminado este ciclo, también tuvimos perdidas no solo físicas, sino de esas que el alma no alcanza a comprender como el por qué se fue un amigo a mitad de semestre o por qué no se alcanzó la meta que todo el equipo tenia. Si bien es cierto se vivieron alegrías, muchas mas que las tristezas, porque con el hecho de estar aquí presentes ya es una alegría y un honor compartir todo con nuestros seres mas queridos, con nuestros hermanos lasallistas.
Hermanos, es un gran jubilo haber recorrido este camino de 7 años con todos ustedes, con unos mas, con otros menos, pero hoy estamos aquí para honrarnos a nosotros mismos, a nuestros familiares, a nuestros directivos, a nuestros entrenadores pero sobre todo a nuestros compañeros que nos tendieron la mano en una cancha, que nos dieron esperanza cuando sentíamos que el contrario era mas grande que nosotros, aquellos que nos dieron luz cuando nuestro suelo se sentía temblar, para aquellos que pasaron a ser parte de nuestro familia porque los veíamos y convivíamos mas que con la propia familia o porque salimos juntos por días a luchar por un mismo anhelo, para aquellos que saben que el ganar no solo es traerse un trofeo, sino es el jugar con el corazón y limpiamente siempre dándole la mano al otro jugando como un verdadero equipo.
Hoy tomaremos cada uno de nosotros nuestro propio destino, pasaremos a formar parte del juego de la vida con otros compañeros, con otros contrarios, con otros ideales y metas que iremos forjando poco a poco para nuestra vida, así que compañeros y amigos fieles, recuerden que nunca debemos bajar la cara, que nunca debemos sentirnos derrotados antes de un juego, no hay que perder de vista nuestros objetivos, porque esos nos llevaran a ser campeones del torneo llamado vida. Recordemos en todo momento y a cualquier lugar que vayamos llevar el estandarte lasallista, pues hoy somos una hermandad que culmina con la cara en alto, que aunque nos costaron lagrimas, decepciones, tristezas y fervientes días de entrenamiento, hoy estamos aquí compartiendo la final del campeonato mas importante de nuestros sueños; el haber terminado la carrera siendo parte de una familia y una comunidad que nos dejo ser lideres de nuestro propio camino deportivo.
Les deseo mucho éxito a todos los que tenemos que volar en este momento y solo me queda decirles que aun tenemos que meter muchos goles, muchos puntos, muchas canastas y romper muchas marcas en lo que hagamos de ahora en adelante. También debo decirles a los hermanos menores que se quedan, que luchen arduamente por lograr lo que se proponen como equipo, sean lideres dentro y fuera de la cancha, ganen con el corazón y antes que nada, sean humildes con el contrario, pues este les enseñará la gloria y la derrota, esas que aun tienen muchas por vivir para ser mejores seres humanos.
Buenas noches y mis mejores deseos compañeros y entrenadores por enseñarme a ser una mejor persona el día de hoy.
¡Gracias!