Oscarin Balderas

Amor a medio tiempo

Bajo el manto de un sol que declina, floreció un amor de medio tiempo, un suspiro tímido en la neblina, era un sentimiento a media llama, un fuego que ardía sin consumirse, dos almas entrelazadas en calma, en un instante que el destino quiso unirse.

 

Se conocieron en un café de esquina, donde las palabras eran cómplices mudas, sus sonrisas, dos piezas que se ensamblan, creando un lienzo de momentos desnudos, las tardes se volvieron un pacto secreto, donde el reloj parecía hacer pausa, cada encuentro era un trozo de universo completo, y cada despedida, un verso  inconcluso.

 

Las manos tímidas, como hojas en otoño, se rozaban con cautela y dulzura, cada caricia era un verso temprano, que recitaba el corazón con angustia, se amaron en las sombras de las horas, bajo el mágico manto de las estrellas, un amor que florecía sin demoras, como un jardín de secretas doncellas.

 

Sus risas llenaban las esquinas del viento, como melodías que danzan en el aire, sus miradas tejían un etéreo cuento, un refugio seguro en un mundo adverso y extraño, aunque el tiempo les brindara solo momentos, cada instante era eterno en sus abrazos, un amor de medio tiempo, pero intenso, como un suspiro que llena un regazo.

 

Aunque el tiempo les brindara solo momentos, cada instante era eterno en su abrazo, un amor de medio tiempo, pero intenso, como un suspiro que llena un regazo, y así, entre risas y suspiros compartidos, tejiendo promesas en el viento suave, vivieron su amor, sin sentirse perdidos, en el rincón del tiempo que les clave.

 

Los días se volvieron paletas de colores, pintando emociones en los paños de su historia, cada encuentro era un caleidoscopio de amores, una sinfonía que vibraba en su memoria. Y así, entre risas y suspiros compartidos, tejiendo promesas en el viento suave, vivieron su amor, sin sentirse perdidos, en el rincón del tiempo que les clave.

 

Pues aunque el tiempo siga su camino, y las estaciones cambien sin detenerse, quedará en el recuerdo el amor divino, de dos almas que se amaron al anochecer, la vida los llevó por caminos diferentes, como hojas que el viento separa del árbol, pero en el recuerdo, serán siempre confidentes, un amor de medio tiempo que nadie podrá despojar.

 

Así, en el rincón sutil del tiempo vivido, donde el amor de medio tiempo floreció, seguirá latiendo el suspiro compartido, en el corazón de aquel amor que creció.