DOCE MIL DÍAS DESPUÉS
Autor: Eduardo Carreño L.
Más de doce mil días estuve esperándote,
dibujando diversas letras en montículos de arena,
intentando juntarlas y así componer tu nombre,
como si fuese un mosaico de pensamientos.
Más de doce mil noches miré al cielo estrellado,
intentando conquistar la luna, como si ella fueses tú,
quise unir las estrellas y crear un collar exótico
para dártelo en señal de amor, el día que llegases.
Más de doce mil tardes me refugié inocentemente,
mirando a través de la ventana como se escondía el sol
y ese atardecer evidenciaba aquella sombra sublime
que exponía tu figura de princesa, ante mis ojos,
a contraluz…
Más de doce mil madrugadas, acunando el frío amanecer,
esperando el calor devenido para mí, desde el universo,
para nacer nuevamente libre en sintonía a los silencios
escondidos después de cada noche en que te soñé…
Hoy apareces en mi vida y aquí estoy doce mil días después,
como si nada, con las mismas ganas con las que siempre
tiernamente te esperé, sin decir nada, solo mirando al horizonte,
a que unieras tu camino al mío, y hacer de aquellos caminos,
un solo camino para los dos, alcanzando contrastes
a contraluz…