Me pasé la noche en vela
a la espera que llegaras
pero se alargó la espera
cuando despuntaba el alba
que me iluminó la testa
y mis ojos, lloviznaban,
derramando la tristeza
proveniente desde el alma.
Y el catorce de febrero
lo recuerdo siempre triste
pues me acuerdo, que te fuiste,
para nunca más volver;
y aunque yo olvidarte quiero,
nunca olvido tu querer.