Elizabeth A. Navarro

Eco en la nada

En el jardín de mis sueños,
planté un amor sincero,
tus ojos como luceros,
mi corazón en desvelo.

Te miré con esperanza,
susurré con timidez,
tus labios, mi añoranza,
tu risa, mi única vez.

En las noches más calladas,
mi alma te buscaba,
pero siempre encontré,
un silencio que me quemaba.

Construí castillos en el aire,
con ladrillos de ilusión,
pero tú, con tu desdén,
derrumbaste mi razón.

Cada gesto tuyo es arte,
cada palabra, canción,
sin embargo, en tu universo,
no hay lugar para mi amor.

Mis sentimientos, un río,
que fluye sin cesar,
tú, la roca inamovible,
que nunca se va a mojar.

Te quiero con la certeza,
de que nunca será,
mi amor, un eco en la nada,
un sueño que no volverá.