No hay memoria en el universo
ni en la luz que va y regresa; no hay memoria del cielo que besa
al viento cambiante y converso.
No hay memoria de poema sin verso
que llore tinta al poeta sin musa;
no hay recuerdo del que ríe sin excusa
mientras en diatriba está inmerso.
No hay memoria de viento callado
que acaricia las hojas dormidas
sin respuesta por ser muy helado.
Hay recuerdo de lluvia veraniega
que palio los calores del alma, abrió los ojos de la gente ciega.