Menesteo

Al joven, Gustavo Adolfo Bécquer

 

Al joven, Gustavo Adolfo Bécquer

Igual que la sangre
cuando muere el cuerpo
se para y no fluye,
se ha parado el tiempo.
El gozo en un pozo
con pena y dolor,
a él le lloran todos
por su salvación.
No se halla dormido
el joven Gustavo,
pues ha fallecido
por falta de amor.
Es vivo retrato
de su triste vida,
escribiendo siempre
poemas de amor.
Sus manos cruzadas,
su boca cerrada,
su pelo rizado
es puro candor.
Tan joven yaciendo
en el triste féretro,
entre cirios blancos
nos causa pavor.
Se murió muy pronto,
quizás por la pena
envuelta en silencio
o falto de amor.
Aquel que en sus letras
debió enamorar
a tantas mujeres
locas de pasión.
Golondrina en vuelo
como triste duelo
al cielo se eleva
al ver su final.
Llevando en su pico
la pluma del hombre
que mojada en tinta
le dio libertad.
Sin respuesta alguna
fue la blanca luna
quién a su ventana
se vino a posar.
Con su blanca luz
alumbraba el féretro
del joven poeta
antes de su entierro.
Y fueron las alas 
de sus golondrinas 
rompiendo el silencio
sobre los cristales,
quienes con sus alas
en los ventanales
taparon la luz
de la blanca luna,
por no ver su rostro
yacer en su lecho.
Ya no volverán 
a rozar sus alas 
sobre los cristales, 
ni a colgar sus nidos
en el ventanal,
esas golondrinas
qué también descritas
creó con su pluma,
en un folio en blanco
las hizo volar.

José Ares Mateos (Menesteo)