Ya el Ocaso despierta la Noche
que Perdida, aún no ha sido.
Mitología de Sangre,
La que Felices, Hemos Vivido.
Amor en Golpes y Latidos.
Amor que Atormentaba los Sentidos.
Espejo Imaginario
En que tu Silueta, por Veces,
Borrosa se Dibuja,
Ya casi Desvanecida.
Antaños y Amores que Suplican,
Grises y Graves.
Eterno Vínculo Sagrado,
Blanco y Tembloroso Lecho
que han Sido.
Noche y Ocaso Indormidos
Mojen de Versos de Fuegos,
En Candentes Carbones Encendidos,
la Pluma de quien Escribe.
Vocablos Ciegos y Sordos.
Vaivenes de Dulce y pura Lascivia.
Sedas de Pianos
Ausentes,
Musitan Tenaces Susurros.
Pasiones y Sudores
Ya Muertos, Vencidos:
Suban el Dúctil y Añejo Peldaño
y Canten
Aquella Perdida Melodía,
Atravesada por Tiempos
Que se Sumergen en la Nada Misma.
Luces Brillantes, Agobiadas Estallan.
Recuerdo de tus Labios Ardientes,
Nuestros Cuerpos Unidos.
Furor de Amores Pasados.
Ardientes Letanías.
Llamas de Ocres y Ocasos.
Cuerpos y Almas Sellados.
Ráfaga Ardorosa y a la vez Gélida.
Rosados Musgos de Amor ya Enmohecido.
Terciopelo Ungido de Pétalos Celosos.
Cántaros de Dulces y Soñados Gemidos
Noche que no Duerme.
Noche que nunca Muere.
Suspiros al Alba
Rasgados en Velos Sutiles.
Despojos de Soles Oscuros.
Ser que Fuimos antes del Ser Mismo
Unidos en cada Ocaso.
En cada Alba,
En cada Sol sin Tiempo.
Ríspido Sesgar de Sorderas en Delirio
Estrecho, Efímero.
Se acaba la Finitud
del Día
y este Poema Naufraga
En Barca en Desvarío,
Ser que Fuimos
Antes del Ser Mismo,
Frenesí Desmayado
Tu Cuerpo y el Mío.
(Patricia)