Como un grillo grito en mi soledad
espantando el calor que me agobia.
El frio que hiela mi sangre,
me hace acurrucar más a tu cuerpo
como si volara bajo, como lo hace el grajo,
ese pájaro negro que se parece al cuervo.
Las tormentas me asustan y espantan
entonces es cuando me dan ganas de croar
como las ranas e imitar su canto,
como el de una orquesta
que varía su sonoridad.
Cuando la lluvia está cerca, como la vaca
te tumbo a descansar,
escuchando su paso orquestado
sobre el tejado de cinc.
Como una hormiga recojo mi gente,
las cuido y las protejo,
cuidándoles de los peligros de la inundación
que nos acompaña años tras años.
Y con el canto de mis aves,
mientras la calma se estaciona
el canto de mis loras
logra serenar lo que me apasiona.