No busco someter ni imponer mi ser,
ni el temor en los ojos ajenos quiero ver.
Soy como el roble que al viento se inclina,
mi fortaleza es un susurro que ilumina.
Mi presencia es calma, no hay sombra en mi andar,
solo la firmeza de quien sabe amar.
No es mi intención gobernar ni dominar,
sino ser un faro en la noche, un lugar de paz.
En mis palabras hay dulzura, no amenaza,
solo el eco de una fuerza que abraza.
No temo el mundo, sino que abrazo el día,
mi carácter es una canción, no una tiranía.
Que mis pasos sean suaves, pero firmes,
como el río que fluye sin querer vencer.
Mi fortaleza es una luz que guía,
la mujer que en su ser encuentra alegría.