Sin nada, como equipaje,
pues gustó de andar ligero
de mis hijos, el primero
hacia Dios emprendió el viaje.
Él hoy falta en el paisaje,
que fuera en mí el habitual.
Un accidente, mortal,
del mismo silencio el canto,
y en mis ojos dejo un llanto
que siento como inusual.