Raindrop

Garde

Te miraba y aterrabas 

puesto que imponías

con esas posturas rígidas.

 

Pero cada vez más te observaba 

y dejabas contemplar los alambres de tu sonrisa.

 

Con una voz grave y seria 

que se volvía más tierna.

 

Cuyos brazos marcaban tus venas 

hasta llegar a tus manos,

para que las pasarás por mi cintura. 

Y empezarán las pláticas nocturnas, 

las inocentes cosquillas,

y los masajes en el cuello de despedida 

mientras susurrabas una plática interna.