Miles de días pasados y futuros nos separaban.
Descendían en la sombra las escaleras.
Dios sabe a dónde conducían. Qué más daba.
JOSÉ HIERRO
Monosílabos exprimidos con la complicidad de un espíritu pletórico
CON TAL DE NO SER UN JUEZ MÁS DE TI
que a ras de tu piel se da con el «hoy»,
fui y soy, tal vez, quien con sed de tu voz
va y fue, con fe, tras el son de su fin.
El fin no fue más que, ¡por fin!, ser dos.
El dos no fue más que, por ti, ser más.
Mas, en vez de ser dos con tez de par,
sin plan, yo fui tú a la par que tú, yo.
¡Qué más da si la gran red de la mar
es gris, o bien de cal, o mal de hiel!
¡Y qué más da si el dios del cruel tic tac
da la paz —cual don— con la cruz del «ex»!
Mes a mes, vis a vis, un haz de miel
se ve en tu faz. Con lo cual, ¡qué más da!
Todavía: paráfrasis de un pronombre (2024)