Nos deshicimos de ropas y máscaras
y dejamos que fluya nuestra sangre tal como es
Roja.
Dejamos que fluyan nuestros pensamientos como agua con peces,
picando a veces nuestras orillas, tocando el fondo
y tropezando nuestras piedras
quizás.
Y nos deshicimos de ellos
para ser agua pura.