Rozando dulcemente tu embeleso,
Mi boca besa la tuya, damasco en flor,
Preñado de miel, trascendente beso,
Fundiendo el néctar del blanco arrebol.
Tu aliento, un susurro, me estremece,
Cual brisa que me embriaga con su aroma,
Mi corazón palpita, se agita y enternece,
Anhelando el beso que mi suerte asoma.
Labios sobre labios, un dúo perfecto,
Que en armonía funden su pasión,
Derramando amor con goces secretos,
Mientras el tiempo se detiene en su estación.
Como gotas de rocío en la mañana,
Se derrite mi ser en tu caricia,
Un himno de amor, una dulce hazaña,
Que enlaza nuestras almas en malicia.
Cada caricia, un verso de amor,
Que canto con mi alma y mi latido.
Tu boca, mi damasco preñado,
Donde el placer se ha hecho nido.