Benito Lucero

Quién pudiera amarte

Tu dulce voz cual trino de aves resuena, al son de las olas tu cintura se mece. ¡Qué suerte la mía! ¡Qué dicha encontrarte en aquella hora que el destino me ofrece!

 

Desde mi ventana te vi por la playa pasar, y sin conocerte, un cariño sentí brotar. Tu sonrisa alumbraba más que el sol naciente, ¡Ah! Desde aquel día no dejas de cautivar mi mente.

 

¿Quién pudiera cuidarte? ¿Quién pudiera amarte? Y a tu lado permanecer, hasta que la muerte nos separe.