Ha pasado el odio y ya no queda nadie.
Los huesos de las ciudades ahuyentan a los fantasmas,
Y la vergüenza se respira en todas las calles.
La inacción mata y un rey con Alzheimer se mea encima
Vetando a la tabla redonda de un Camelot podrido.
Llueven las facturas mientras las ovejas pacen
Rumiando con placer los hierbajos de los telediarios.
En Estado de anestesia general
ya no duelen ni los niños,
Por Dios! Están matando niños!
Hacen lo que les viene en Gaza,
Y ya no sé qué más decir...
Ha pasado el odio y no ha aprendido nadie...
Ha pasado el odio,
Otra vez.