TANTO EN LOS MARES DEL SUR COMO EN LAS CIUDADES CENTROEUROPEAS
Es un problema alcanzar una definición que abarque
al conjunto de los cascos urbanos.
Todas las calles y los callejones
presentan un encanto especial,
algunas muy marcadas diferencias:
se parecen o no se parecen
a otros espacios también ciudadanos.
Aunque todas las calles dispongan
de dos filas de casas entre sí enfrentadas,
en algunos callejones dominan los corrales
sobre los edificios residenciales, y otros
disponen de escaleras
con el objeto de salvar el desnivel más exigente,
y las avenidas pueden ser con palmeras
o sin palmeras, bajo un cielo azul purísimo
o bajo un cielo de nubes poblado.
Y aunque todas respondan a un arquetipo consolidado,
tanto en los mares del sur
como en las ciudades centroeuropeas,
también obedecen a una personalidad, a un gusto,
a una espontaneidad característica,
a una forma de ser clara y distinta, a una sucesión
de circunstancias, lo que resulta
una contradicción irresoluble.
El piso de la calle puede aparecer
recién pavimentado
o resultar irregular y lleno de baches.
En el inicio, cuando se levantaron
las primeras calles y el primer núcleo
de población quedó bien definido,
las diferencias no eran tan obvias
y la definición resultaba más fácil.
Y algo semejante les ocurre a las plazas
de los pueblos,
a las plazas públicas, y a los huecos urbanos
ocupados por los jardines
que aparecen adjuntos a los edificios residenciales.
Gaspar Jover Polo