Me hallo sin descanso y sin memoria,
sin apenas reconocer las líneas de mis manos
la culpa atraviesa mi espalda y su mirada
con afilados espejismos de lejanos atardeceres
son acartonadas luces las que entre mis parpados
me inclinan ante la angustia y los fantasmas
ante la parodia de la vida y el reflejo de sus ojos
Me hallo entumecido, distante,
incapaz de suplicar o sangrar, de caminar
sin pulso, se traba mi quijada, me ahogan las palabras
me arrastro como puedo, mis pies han claudicado
Y mi piel, oxidado.
Soy una metáfora del vacío, de mis vidas pasadas
Una sombra, y nada más.