A. García de Verriér

Deprimido

De espasmos se movía, como si fuera muy poco, su cabeza ladeaba.

Por donde habitase su ser, quizá por mar o por aire su espíritu divagaba,

porque todo lo que fuese cierto lo meditaba.

Me pregunto a dónde llegará actuando de esa forma,

movido por las olas del mar de su vida.

Aunque de eso no puede quejarse,

pues todos nos desplazamos por la vida a base de impulsos.

Si no hubiera pasado por cosas similares antes,

diría que poco le quedaba.

Pero ya muchas veces ha demostrado una extraña virtud suerte.

Aunque tal vez esas virtudes sean las olas del mar que se esfuerza por recorrer sin remos.

Quizás en algún momento llegará a una playa y después de pensarlo un poco se muera.

No lo sé, no lo sé.