Por los glaciares del estrecho
se aventuró Magallanes;
marejadas de frio viento
apretaban, retador su pecho.
Reflejos de cristal,
tempestuosas aguas,
sin horizonte a la vista.
Montañas blancas
-coronadas de hielo-
guardianas eternas
de secretos australes
descubrieron al navegante
y sus temerarias naves.
Caminos invisibles
bajo grises nubes
esconden el miedo
y la esperanza
de sorprendidos marineros.
Entre glaciares y viento
la tripulación en travesía,
rasgando la niebla
con velas desplegadas;
cada ola un desafío,
cada ráfaga un susurro
de gloria y sacrificio
en las aguas del sur.
Mientras, curiosos observaban,
aquel inusual hecho;
de mar, los leones
y de blanquinegro traje;
los pingüinos -que son aves-
Las ballenas surcan las olas
como gigantes dormidos
sus cantos resuenan
en la inmensidad del olvido;
glamorosas, imponentes
inquietaban al navegante.
En comparsa acompañaban,
al compás de las olas,
los alegres delfines
entonando sus odas.
!Patagonia, rebelde naturaleza!
-única en el mundo-
formaste un puente de agua,
entre dos océanos profundos.
Escenario perfecto
para una gran hazaña.
uniendo para siempre;
el comercio y las culturas
y el encuentro de dos mundos.
Por los glaciares del estrecho
donde la tierra termina
y da comienzo el mar,
la leyenda de Magallanes
aún ha de navegar
siguiendo un faro de audacia
en la eternidad el tiempo.