jvnavarro

DIARIO DE VERANO XXXI (ENTRE OLAS ME VEO NAUFRAGAR)

 Pasa el día ligero 
sin el más mínimo malestar,
hay silencios que me hablan
y es que me he puesto un auricular.
 
Vienen las olas 
ellas acaban de llegar,
lo hacen entre sonidos
que en nada me pueden molestar.
 
De volver a nacer 
me gustaría poder estar
siempre en esa parte de la cresta
que se viene a amparar 
en el creciente deseo
de quien ve en el mar
su segundo hogar.
 
Lunes es
y con el \"ser\" y el \"yo\"
intransferible y personal
uno se suele cobijar
en esa parte de la semana
que comienza a caminar
entre crecientes deseos
y una cierta ambigüedad.
 
Lo de Venezuela traerá cola, 
era de esperar,
tanto hermetismo hace pensar 
que los pucheros 
a poco que se condimentan 
se suelen saldar
con denuncias consumadas
que finalmente por desgracia 
pueden acabar
en eso que se llama 
especio celestial. 
 
Juega al tenis el gran Nadal
y solo espero que pueda demostrar
que sigue siendo 
ese jugador ejemplar
que todo lo suele dar,
sea quien sea su rival.
 
Y con estas trivialidades 
más propias de un batracio
que  de un pulpo  o un calamar,
me vuelvo al origen de la vida
en esa alta mar
en la que mis pensamientos
desde siempre están.
 
Si hoy comen pescado recuerden 
que entre el plomo y el mercurio, los plásticos
y todo lo que al mar va a parar
hay para hacerse una comida
de esas que nunca se suelen olvidar.