He vivido en varias casas,
menos de veintitres.
Las hubo de acogida.
Rodeado de gente
perdedora del sistema,
me fui moldeando a mí mismo.
Tambien he pernoctado
en hogares
con un toque
exclusivo.
En alguna mi mascota
me acompañó,
haciendo de ella
su guarida.
La araña de la soledad tejio telas
en estancias vacias.
De cada una
me llevo algo conmigo.
En la ultima
el amor a punto estuvo
de ser parte
de la basura.