Sorprendida por la visita del ave rapaz, estaba leyendo, cuando se posó en el muro de la terraza. Sus garras y ojos se posaron sobre mi con fuerza intempestiva. Es que en la ciudad, al lado de tanto cemento, tenemos estas aves, me pregunte,ahí me di cuenta que en el suelo yacía una paloma. La vendría siguiendo desde quien sabe cuando. A penas se movía. Mas había encontrado refugio en mi piso. No me animé a moverme, solo suavemente para tomar la foto. Intrigante y desafiante estuvo por buen rato. Me miraba y yo la miraba. Contuve la respiración, para que no se acercara a la paloma, medio desplumada. Se cansó y no se animó a lanzarse sobre la más débil , su presa. Voló, y la paloma, estuvo un buen tiempo recuperando su fatigado corazón. Me sentí bendecida por tan ejemplar visita...
(rosi12)