El frío castigaba con dureza, él y yo,
La noche estrellada y congelada
Y Un paseo en bici de pocas cuadras.
Lo rodeé abrazándolo por la espalda,
Apoyé mi mejilla para soñar
En ese instante... Se detuvo la ciudad.
O al menos para mí.
Su mano derecha se apoyó en las mías
El Efímero destello, efectuó un suspiro...
Su caricia me transmitió calidez
La cual atravesó los tuétanos de mi espíritu cansado.
Esa noche obtuve mi amnistía...
Yo era pasajera del universo de su espalda.
De las constelaciones de sus misterios...
La brisa nocturna nos envolvía, con su manto estelar
Y así quería quedarme .... Así quiero quedarme
Eternamente suspendida en el tiempo
Atravesada por la tibieza de su melodía.