Fortunato Seijas

27 antes de

Infortunio de desdichado

Faltando el respeto a leguas

A los que van con las manos vacías

De auto a paso a autos

 

Inmerecido y desafortunado

Irrespetando los niños hambrientos

Y los consejos de los ancianos

 

II

 

Pues haré reverencia

A la santidad divina del cielo

Porque en mis aposentos

la vida misma ni yo la entiendo

 

III

 

¿Cuantos se han ido?

Ni tanta ciencia y

A veces eso mismo rompe la fe

 

¿Cómo se recupera algo que se fue?

Violamos al tiempo en el vaivén del recuerdo

Y traemos al presente al “quien”

 

IV

 

Que el joven es culpado con alevosía

Por el futuro, que así mismo

Tuvo que enterrar en el patio

De la divina hipocresía

 

Hipocresía, porque nadie

Te enseña, nadie te aplaude

El consciente colectivo te sacude

Hacen que a su ritmo “bailes”

 

V

 

Malditos mil veces, los que se quejaron

Y cuando el pobre palpaba

El rostro de sus hijos

Ayunando todo el día

Y de su comida para daros

 

VI

 

Al creyente que es golpeado por vileza

Y le exclaman a la cara el Pandemónium

Y los gentiles dicen que al noble le falta destreza

 

Pequeña Venecia, ¿Qué eres?

¿Mi tierra?

¿La perra del cabezal que, en vino?

¿Vino rojo se marea?

 

VII

 

Ni el alma más estoica

Le va al paso de la incertidumbre

Porque al futuro le llaman juventud

Y la juventud ahora es tristeza

 

Recítame, cuéntame al oído

Que solo seremos libres,

Y detendré al que hizo las maletas

Recítame otra vez

 

Que en tanta oscuridad

Tu eres esa braza

Que encienda hogueras

 

Fortunato Seijas