Enfrentado al mal, inerme,
sin conocer lo que esperaba,
con ataques se deleitaba
el mundo cruel en vencerme.
A cuál rama sostenerme,
como niño débil indefenso,
en la corriente propenso
a caer al agua sin dolerme.
El mundo y la enfermedad
vencidos por mi fortaleza;
soy como lluvia que regresa
y apaga fuego de la maldad.
Mi sangre inmune y curtida
tolera y aguanta el embate
de los golpes del combate
del viento fuerte y la vida.