Una voz

Lamentos de agonía en el vacío espiritual. (Dueto:Una Voz-Elthan)

La humanidad cae por siempre jamás,
la desesperación surge al ver las alturas,
el dolor se hunde, abismal y torturante,
en lo profundo de una fosa lejos de lo divino.
Es inevitable como el chispear del latido del corazón,
pesadumbre con toque fantasmal y tétrico.

 

Se vuelven gárgolas de piedra en la propia paz azulada,
nuestro mundo se ahoga en aguas fétidas,
la visión del cataclismo es un delirio incesante,
multitudes que parecieran celebrarlo,
es una paradoja, en estridentes quejidos mudos,
son alaridos, suspendidos, en el tiempo.

 

En la penumbra del alma, la fe se desvanece,
ciegos a la luz que un día prometió redención,
la esperanza titila como estrella en tormenta.
Desde el sutil pecado hasta la plaga en los cielos,
la corrupción se arrastra, contaminando el alma,
pequeñas fisuras en el alma, locura devoradora.


Se han cerrado las mentes completamente,
vendajes implacables ciegan los ojos y el espíritu,
reptan criaturas deformes que murmuran al oído,
las almas persisten en ceder a sus palabras,
el orgullo y la soberbia como frutos de la perdición.
Lamentaciones sollozan, al tratar de enmudecerlas.

 

Su esperanza yace en el horizonte ajeno,
un hombre que se erige como rey, una ilusión grotesca,
espejismos del desierto que arde,
la sangre de las víctimas vertida, cuál comburente,
hasta sus calaveras devoradas por hienas en ambición.
¡Oh, páramo desolado, proclamada putrefacción y modernidad!

 

El humano puede salvarse a sí mismo, según dicen:
¿ Quién necesita de Dios o del Cristo crucificado ?
Mientras las injusticias gobiernan en las tribunas,
se condenan inocentes, ley de todos contra todos,
no hay una sombra que pueda ocultarlo ahora,
la mentira es exhalada como vaho recurrente.

 

Aguijoneados por el veneno del escorpión del pecado
toxicomanía del deleite de la inmoralidad viciosa,
la ambición entrona la corrupción macabra,
la lujuria marchita el verdadero amor.
Desamor, violencia, poder, mentira, robo,
mezclas alucinógenas, degradación de la humanidad.

 

Sin Dios yacemos flagelados por la ignorancia
incapaces de erigir una moral prístina,
una pregunta sensata germina incuestionable:
“¿Dónde estabas tú cuando puse los cimientos de la tierra?
Dímelo, ya que sabes tanto.”
El resultado, valores egoístas y mezquinos.

 

La moral se desangra, con navajas en la bruma,
valores olvidados, odio floreciendo, desenfrenado.
El cielo estalla en llamas y decepción desgarradora,
el mundo arrasado por la corrupción sin fin,
ruinas de la esperanza sepultadas en cenizas,
agonía moral, último latido de nuestra civilización.

 

La naturaleza grita mortal, desconectada, silenciosa,
el vacío se convierte en el único aliado.
En la ausencia del divino, el desamparo se engrandece,
cada oración no escuchada es un grito a la nada,
la desesperación se expande donde la fe no encuentra refugio,
y la humanidad se consume en su decadencia final.

 

Una Voz – Elthan.