Mi arte es rigurosamente silencioso y,
graciosamente yo hablo por montones de montones.
Pero mi arte no, me hace guardar silencio,
formar postura y cobijarme en el seno de lo sensato.
Mi arte a veces es una vil locura y, sin embargo, no deja de ser sofisticado.
Mi arte es,
aislado.
Me funde en el sentido de perderme y no querer ver gentes, ni siquiera cuadros.
Es por eso cuando digo que,
a veces tengo lo que quiero,
a veces pierdo lo que amo.
Mi arte no es filántropo de tiempo.
Llamas y si mi arte está presente pregunta — ¿o es él o soy yo? Pero si es él yo no regreso nunca.
Y me entra un miedo atroz.
Entenderás el porqué de desaparecer y,
eso no signifique que te quiera menos.
Tampoco que te quiera más que a ese bobo sentimiento de reinventarme sentada en una nube de algodón.
Esa soy yo.