Quién en su alma lleva flores
con aromas de rosales
rojas, blancas, celestiales
y de muchos más colores.
Quién regando va de amores
los senderos que camina
con la luz que matutina
ilumina el lado oscuro
dando aroma tierno y puro
que en el alma se germina.
Quién en su alma lleva cantos
de alegrías y de gozos
para quien carga sollozos
porque sufre sus quebrantos.
Piense y dígame usted: —¿cuántos,
su jardín de amor sustenta
con nutriente que alimenta
cada paso al caminar
con el ánimo de dar
sin espera y nada a cuenta?
Y quién, siempre me pregunto,
con amor sincero entrega
lo que da, cuando navega,
la tristeza en corazones
con sus vastas frustraciones
los embates de la vida
o quizás, alguna herida,
que ha dejado cicatrices
y los vuelve hasta infelices
porque un cruel dolor se anida.
Quién o quiénes, poco sé;
solo sé que es bueno dar,
pero dar sin esperar
nada a cambio, yo lo sé.
Caminando yo encontré
siempre ese alguien que ayudara
que, interés nunca buscara
como premio personal;
pero (suele ser normal),
más de alguno lo echó en cara.