Zoraida Rosado

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En el susurro de un koto,  
nace un sueño delicado,  
pétalos de flor de cerezo,  
un legado nunca olvidado.

 

Bajo luces de papel y sombra,  
la geisha danza, fluye y asombra,  
con su rostro como lienzo,  
pintado en calma, suave y denso.

 

Su kimono despliega colores,  
como el alba en mil amores,  
con pasos que rozan el suelo,  
un arte que envuelve en anhelos.

 

En el te, la historia se cuenta,  
cada sorbo, una vida lenta,  
con su risa, envuelve el viento,  
sus secretos, un suave lamento.

 

En la noche que nubla suspiros,  
bailan sueños, flotan los giros,  
la vida de una geisha es un río,  
que fluye profundo, sin desafío.  

 

Entre el maquillaje y la fragancia,  
hay un mundo de añoranza,  
un refugio de risas y penas,  
en sus ojos, historias llenas.

 

La luna es testigo silenciosa,  
del viaje de la vida hermosa,  
pues ser geisha es más que un arte,  
es vivir cada instante, ser parte.

 

Y así, en el eco de su paso,  
la tradición huye, sin lazo,  
pero en cada danza, y en cada voz,  
perdura su esencia, eterno adiós.

 

En un rincón del mundo, en calma se asienta,  
bajo faroles rojos, la noche se alimenta,  
un susurro de seda, un secreto guardado,  
se alza en la penumbra, el arte elegante.

 

Maquillaje sutil, un rostro de luna,  
con labios de fuego, su mirada es fortuna,  
cada paso un suspiro, un giro, un latido,  
sus danzas cuentan historias que el tiempo ha tejido.

 

El tambor suave suena, el viento es testigo,  
sus pies acarician el suelo antiguo,  
con grácil movimiento, dibuja el pasado,  
en un abrazo eterno, lo efímero es sagrado.

 

Las flores de cerezo caen suaves al suelo,  
un manto de sueños, perfume en el cielo,  
con cada pliegue de su kimono hecho arte,  
ella transforma el instante en un mágico parte.

 

Danza, oh geisha, danza bajo la luna,  
con esas manos que al mundo hacen cuna,  
hacia un mundo lejano, donde el amor reposa,  
y en la piel del silencio, florece la diosa.

 

Así, en la noche, su espíritu vuela,  
entre luces y sombras, su esencia revela,  
un danzar que es vida, un canto, un reflejo,  
el alma de la geisha, un eterno consejo.