A «Rafael Escobar»
Al poeta de la lira, sembrador de melodías
que, en su canto peregrino nos entrega el corazón;
bautizado con la bruma, va dejando poesías,
las que en rítmicos destellos representan la canción.
Al rapsoda, cuya sangre, de las grandes alegrías,
ya las piérides saludan, les aplauden su misión.
Al amigo trepidante, preceptor en armonías,
al aedo predilecto, refulgente en la nación.
Al liróforo tan regio que en sus versos nos enseña,
que el honor y la esperanza siempre habita en el que sueña
mientras seamos los faros o la esencia con la miel.
Al panida memorable, labrador de mil caminos,
que las náyades abracen y también los peregrinos
nombren dignos y dichosos, al poeta Rafael.
Samuel Dixon