En la vasta extensión de un cielo sin fronteras,
donde los vientos susurran secretos ancestrales,
camino errante, sin destino, sin banderas,
buscando en cada estrella señales vitales.
Los caminos se bifurcan en sombras y destellos,
la luna, en su silencio, es mi única compañía,
su luz, tenue y lejana, dibuja mis anhelos,
en la noche eterna que abraza mi agonía.
Los árboles susurran historias olvidadas,
sus hojas caen, murmurando despedidas,
cada paso en la senda de tierras desoladas,
es un eco de almas, de vidas no vividas.
El mar, con su bramido, llama a lo profundo,
sus olas, en su furia, desgarran la calma,
me sumerjo en sus aguas, en el confín del mundo,
donde el horizonte se disuelve en mi alma.
Los días pasan, eternos, en un ciclo sin fin,
el sol, en su arco, dibuja sombras largas,
y en la penumbra del ocaso, hallo mi jardín,
de sueños rotos y esperanzas amargas.
En cada rincón, en cada senda perdida,
hay fragmentos de un yo que no conozco,
pedazos de una vida nunca concebida,
de un ser errante, de un espíritu tosco.
Las estrellas titilan, lejanas y frías,
testigos mudos de mi errática danza,
en este viaje sin rumbo, sin guías,
busco en el infinito, mi última esperanza.
Las montañas se alzan, guardianes de la tierra,
con sus picos afilados, rasgan el cielo,
sus cumbres son la meta de una guerra,
entre la razón y el deseo de vuelo.
En los valles profundos, donde el río susurra,
hay melodías que calman mi angustia,
la brisa, en su danza, suavemente murmura,
canciones de cuna, de paz y de justicia.
Sin rumbo, en el vasto universo flotante,
mi alma navega en mares de incertidumbre,
buscando en el caos, un faro constante,
una luz que disipe esta densa penumbra.
Pero la senda es larga, y el destino incierto,
cada paso, un desafío, un nuevo enigma,
en el espejo del tiempo, veo un reflejo muerto,
de un ser que anhela, en su sombra, un estigma.
Así sigo, errante, en la noche infinita,
sin mapa, sin brújula, sin un norte claro,
dejando que el viento, en su abrazo, me agite,
llevándome lejos, sin saber a qué faro.
Y en este viaje sin fin, sin rumbo, sin meta,
donde la vida es un sueño, una quimera,
en cada estrella, en cada luz discreta,
busco el sentido de esta existencia entera.
Espero que disfrutéis de este poema.