En un charco la luna,
casi siempre se mira,
más en los días de lluvia,
tierna siempre suplica,
no enturbien el espejo,
quiero ver mi reflejo.
Una rana brincando,
su carita salpica,
y se va carcajeando;
pero entre risa y risa,
un gato está esperando,
y se la come aprisa;
asombrada la luna,
con su gran charco quieto,
se muere de la risa.
Dr. Salvador Santoyo Sánchez.
31/07/2024