Con esperanza y la convicción de que, a veces, los sueños se hacen realidad
Despierto con su canto incesante y monótono. Estoy agradecida por poder escucharlo.
Corro a la ventana, abro las cortinas y me deleita su danza alegre y vital en el jardín.
Los árboles y la tierra sacuden su quietud y la abrazan con entusiasmo, se llenan de luz y vida, de juventud y energía.
Pienso en vos, en mí, deseando que algún día, podamos pensar en un nosotros.
Que podamos construir nuestra propia danza, como las gotas de lluvia, uno a la par del otro, sin dejar de ser cada uno. Ser portadores de amor, alegría, luz, vitalidad, para nosotros y nuestro entorno.
Poder disfrutar de hacer camino juntos, con ese respeto y confianza que surgen del verdadero amor.
Sentir que estar juntos es nuestro refugio durante las tormentas, el hogar cuyo fuego encendido, da calidez a nuestras charlas interminables, a la desnudez de nuestro ser.
Asomarnos a la ventana y observar los caminos que podemos recorrer, y elegir hacerlo juntos.
Poder construir un eterno buen amor.
Que podamos, cada uno, hacer crecer y realizar nuestro propósito de vida, sabiendo que cuenta con el apoyo del otro, aunque no lo comparta.
Sentir que podemos esperarnos sin cuestionamientos, con la certeza de que volveremos a encontrarnos.
Pienso en vos… pienso en mí…
Pienso en un nosotros lleno de amor, confianza, respeto, gratitud.
Que haga honor a la libertad, honestidad, alegría, vitalidad.
Con deseos de servir, observar y descubrir, elegir, compartir, trabajar y construir.
Que me impulse a agradecerte por estar en mi vida, por nutrir la esperanza de un mundo mejor, de un abrazo fuerte, sincero y protector, de un beso cálido y apasionado que despierte el deseo de elegirnos cada día.
De pronto un estruendo y un gran reflejo… miro el reloj… es hora de levantarse!!
Miriam Venezia
20/04/2021