jvnavarro
DIARIO DE VERANO XXXV (UNA LAVADORA COMO TESTIGO)
Es viernes y algo interfiere
en lo que hago.
Ahora mismo
solo muevo los dedos,
solo pienso,
solo digiero mis sentimientos,
solo analizó mis ideas,
solo me dejo llevar de un mordisco
por el gusto
de los melocotoneros en flor
y el sabor en ellos mismos
de esa pulpa sabrosa
que en la boca recuerda
la miel que bebían los dioses
mientras morían sus héroes
en batallas sin fundamento aparente alguno.
Y es que ahora mismo acaba
de irse el silencio
por estos espacios míos
Y es que he puesto la lavadora
y gruñe.
Saca ella lo que puede
de la suciedad
que impregna
todo lo que dentro de un tambor
se convierte en melodía,
ya quejido,
que me produce sensaciones
que van
de un punto a otra punto,
de una Vía Láctea
que termina en un tetrabrik
de un frigorífico.
Mientras la lavadora gira
y sigue con su tono
rumbero castizo
quiero que todo esto acabe
para tender la ropa,
beberme una copa de vino
y comenzar el día
con la mente puesta
en ese destino
que solo se sabe conquistado
para cuando ves el mar
a tus pies recogido
y la arena sirviendo
de mullido colchón
sobre el que dejar descansar
el cuerpo que arrastramos de continuo.