♥(¯`*•.¸♥millondurango♥¸.•*´¯)♥

Hablaré de los actos de amor leal de Jehová (Is. 63:7).

 

 

En el jardín de la fe, donde las semillas del amor y la sabiduría florecen,

los padres, como jardineros diligentes, buscan el momento oportuno,

para enseñar a sus hijos sobre la divinidad y su infinita bondad,

y cómo en cada acto de bondad, un reflejo de Jehová se muestra.

 

Christine, con corazón abierto y momentos contados,

comparte su relato, una historia de amor inquebrantado,

aprovechando cada segundo, cada instante regalado,

para infundir en sus hijos, valores que han sido sagrados.

 

Habla con elocuencia de la organización divina,

de hermanos y hermanas, una comunidad que camina,

sin crítica a los ancianos, pues su palabra ilumina,

y en la confianza de sus hijos, una nueva esperanza germina.

 

Fomenta la paz en el hogar, dulce y serena,

donde el cariño es moneda que en abundancia se entrega,

a esposo e hijos, amor que nunca se niega,

y en palabras de amabilidad y respeto, la armonía se integra.

 

Enseña a los pequeños a mirar con ojos de respeto,

a hablar con la dulzura que en el alma llevan dentro,

y así, en un ambiente de paz, el aprendizaje es perfecto,

y en el conocimiento de Jehová, encuentran su centro.

 

Que este poema sea un eco de ese mensaje profundo,

un recordatorio de amor, el más grande del mundo,

para que en cada familia, en cada rincón fecundo,

la enseñanza de lo divino, haga al corazón más jundo.