Entonces la miré a los ojos como nunca lo había hecho antes, y en esa mirada profunda descubrí mi reflejo, como si fuese un sueño perdido o un amor antiguo. Sus ojos eran un océano en el que me sumergía sin remedio, y en ese instante, el tiempo se detuvo. Sentí que nuestros corazones latían al unísono, entrelazados en un susurro de pasión y nostalgia.