Anne Black

MelancolĂ­a sin fin

Si algún día lo termino, no será por gusto, sino por masoquismo y esa manía mía de lastimarme constantemente. Pero hoy no será la ocasión, porque la depresión me dicta que hable de ti. Tengo mil palabras para transformar mi poema con facilidad y sin pausas de por medio. Tengo un corazón roto que sufre en silencio mientras la memoria extraña tus besos. Investigo formas para decirte adiós y continuar, sin embargo, cualquier opción implica dolor, y no quiero más, por el amor de Dios. Hazme el favor y ayúdame en esta aventura, guíame e ilumina el camino por donde quieras ir, yo te seguiré con todo mi sentir. Tengo mil palabras, sinónimos de la misma aflicción. Melodías de tristeza, pasos ligeros y rimas que no riman. Escribo sin la lógica que me mantiene de pie. El final no es concreto y, si me lo permites, perdí el raciocinio y nada tiene sentido. Nubes negras, llovizna cruel, déjame verlo otra vez.

Es evidente, creo yo, me tienes aquí porque no encontré otra forma de sobrevivir. Mis textos son siempre los mismos, entonados en la melancolía y la búsqueda de tu voz. Confundida y culpable, no puedo decirte por qué, ha de ser la despedida que no pude darte. Los pensamientos me torturan y me enloquezco sin dejarlo ver.

 Ahora el reloj indica que ya es tarde para nosotros, la cama fría no calienta y mi insomnio quiere dar otra vuelta. La tristeza es la consecuencia de anhelar tu regreso y mi anhelo es el infierno al que le temo. Pero desde que tú te fuiste, no he explorado más que el fuego ardiente que me tiene secuestrada y no quiere llevarme contigo.