A veces las lágrimas llegan tarde
Ir a su encuentro no lo recompensa,
De tanto guardar la voz se hace intensa
Al grado de sollozar cual cobarde.
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Mil dudas se esparcen dentro del cuerpo
Orbitan acusando lo que se hizo
De apoco a poco el corazón se asfixia
El frío muy dentro se hace granizo
Sin el descanso que viene del cielo
Tratando de no olvidar sus caricias
A la vez que nos muerden sus recuerdos
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Notables fueron las memorias de Aida
Urgente por trabajo y por familia;
Ñagaza de vida abrió una foraida
Eterno pena de nuestra vigilia
Zarpando sin querer por una alfaida.
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Rezar, esperar nos tocará a algunos
Orar es lo más lógico y sensato
Donar pésames, lo más oportuno
Rimar unos versos o algún relato
Instar a la reflexión y al ayuno
Girar la cámara y ver su retrato
Usar su patio pa` sembrar un pruno
Edrar su poesía con recato
Zelar su recuerdo como a ninguno.