Profundo y hueco, cuadrado y oscuro.
De tanto ajetreo toca tan dolorido corazón, las lágrimas duelen, los recuerdos duelen, las cosas duelen.
La mañana me recuerda que ya no estás, que tú voz solo se reproduce en mi cabeza, que tus manos pesan como plomo, frío y externo, y esos ojos dilatados como estrellas ya se apagaron.
Los gritos ya no ayudan, las ideas son de sobra, el lenguaje tiende a mudo.
¿Cuándo se llena este vacío?