Alguna vez fuí dueña de tus memorias,
y muy pronto me convertiste en el tesoro de las mil y un joyas,
Te busqué sin mapa, creí encontrarte y no fué así,
Pues perdido estabas en mi oasis,
Nadando entre las lágrimas de una falsa diosa, una simple niña herida,
Aquella perdida en la inmensidad del desierto,
Llorando y mirando al cielo,
Esperando a que llegase el diluvio y la ahogue,
Suplicando que el delirio que en sus sueños la visita lo haga ahora en la pesadilla en la que despierta,
Para al fin dejar de llorar sola,
Para al fin dejar de llorar y una sonrisa poder deslumbrar,
Pero ilusa fué tu falsa diosa,
Tuviste fé en la musa de la desdicha,
Esa tonta niña que a todo temia,
Porqué la pobre a nadie tenía,
Y por eso me aferré a tí,
Y a todos los que cruzaron por aquí,
Y por hacerlo a tus espaldas una y otra vez,
Al más dulce delirio perdí, te perdí a ti.