Pasó el día y llegó la noche para hacerle compañía.
La semana terminó sin noticias sobre su pronto arribo.
Con lentitud pero con paso seguro saludó el mes terminado.
La intriga convertida en ansiedad; ayer no es hoy, tal vez mañana.
El cielo tornó el celeste embriagador en un verde esperanza.
Quietas, las nubes encerraron sueños truncados.
La luna ya no era tal, y al sol fuerzas le faltaban.
El rocío brillaba por su ausencia, las flores goteaban nostalgia.
No el picaflor, ni siquiera mariposas revoloteaban el triste jardín.
Y...
Como venida de un enigmático mundo, llegó mi musa a la ventana y exclamó:
- ¡Aquí estoy! ¿Me extrañabas?
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*Imagen ilustrativa de la Web