MENSAJE DE PADRE
Hija mía: el día que no esté en casa, quiero que leas estas líneas. Por un instante, olvida que soy tu padre y presta atención a lo que digo.
Primero, quiero que sepas que no es por desviar tus sueños ni por designarte un camino, sino porque es mi deber hacerte saber que en esta vida jamás se tiene todo lo que se quiere. Es mejor renunciar a las cosas materiales y enriquecerte con el conocimiento, que es lo único que jamás se pierde. Pero eso no quiere decir que debas abandonar lo que no alcances; mantén siempre firmes tus sueños. Aunque tropieces, reintenta alcanzar tus metas. Todos hemos fallado en algún momento; nadie es perfecto.
En la vida no hay muchas rutas a elegir; solo hay una, con bondades y maldades. No existe un camino cómodo más allá de los pasos de Dios. Nunca compares lo que tienes con lo que tienen los demás. Es mejor mirarte a ti misma y medir tu ayer con tu hoy; verás que cada día avanzas más.
Quiérete mucho, aceptando tus errores, debilidades y miedos, sin subestimarte. Avanza sin prisa, pero sin detenerte, y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Evita pelear con los demás y fortalece tus amistades. Muéstrate tal como eres, sin fingir afectos ni disgustos, y sé justa con los demás; ellos lo serán contigo.
Practica la fe y obtendrás esperanzas. Hay tantas cosas que contarte, y tú irás conociendo algunas en el camino. “Dicen que el mundo es ancho y ajeno”; de ajeno seguirá siendo lo ancho, mientras que ahora es estrecho y hasta el peligro puede estar a la vuelta de la esquina. Es necesario que lo sepas si yo no estuviera.
También hay cosas que debes explorar por ti misma; conócete y aprende a conducirte en este recorrido de la vida. No olvides mantenerte siempre al margen y analiza antes de actuar, pero no te prives de oportunidades. Pide a Dios lo necesario, y si el amor llega, acéptalo a su debido tiempo y con precaución. Si te equivocas, podrías complicar tu vida y dejar de sentir amor; nunca quisiera eso para ti. El amor es esencial en la vida del ser humano.
Hija mía: espero que este mensaje te sirva. Lo hice simple para que lo entiendas y sepas cuánto me preocupo por ti. Te amo. Hasta luego, hija mía. Dios te bendiga.
Atte: CORAZÓN BARDO