Te vi en el vientre, te vi nacer, Te cargué en mis brazos, te vi crecer. Te di de comer y de beber, Te cuidé con amor, sin nada que temer.
Te amé con todo mi ser, Y tú, con tu amor incondicional, Me dabas consuelo, en cada amanecer, Incluso cuando te regañaba, siempre leal.
Te sentías mal, a veces caías, Pero nunca dejaste de amarme, Un día salí, un viaje, partidas frías, Me avisaron que estabas enferma, con ansias de abrazarte.
Quise volver en ese momento, Pero la gravedad te atrapó. Te mandé mi amor en cada aliento, Besos y abrazos, hasta el último suspiro.
Recibí una foto de tu carita, Una lágrima solitaria rodó, Sin saber que sería la última vez, Que en vida te miraría con amor.
Esa llamada que nadie quiere recibir Me dijo que ya habías partido. El dolor en mi corazón no puedo describir, Desearía haber hecho más por ti, querido hija.
El amor que me diste fue puro y sincero, Tú, mi leal compañera. El mejor amigo del hombre es un perro, Te amo y te mando un beso, hasta el cielo.